miércoles, 20 de agosto de 2014

Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda

El Idilio es un remoto y desconocido caserío en la región amazónica ecuatoriana donde habitan los temidos indios shuar, también llamados  jíbaros, y es el lugar escogido por Luis Sepúlveda para ambientar su novela Un viejo que leía historias de amor, en la que nos narra las costumbres y aventuras de Antonio José Bolívar Proaño, un viejo fuerte, honesto e inteligente que siempre sabe qué hacer en casos imprevistos, que no se amilana ante la adversidad y que, pese a vivir solo y ser tan duro y práctico en su vida cotidiana, pasa sus horas de ocio y soledad leyendo novelas de amor, que son las que más le gustan y de las cuales le provee su amigo, el dentista Rubicundo Loachamín.


Amigo de los Shuar, de ellos aprendió a conocer los secretos de la selva, las leyes y tradiciones de ella, las costumbres y el trato a los seres que la habitan y, por supuesto, a defenderse de las amenazas que en cada momento atentan contra la vida

Novela interesante, atrapante, en la que desfilan ante nuestra mirada las desventuras de los Shuar, los desafíos que debe enfrentar El Viejo, la codicia y estupidez de aquellos que se dicen civilizados y matan por deporte o dinero, la estulticia supina de los políticos pero, por sobre todo, en la novela brilla con destellos propios la inteligencia felina de una tigrilla que busca vengar la muerte de sus críos.

Con esta novela, tan breve como intensa, Luis Sepúlveda pasó a las grandes ligas literarias y nosotros recibimos una obra que es un verdadero deleite.
Para ver una versión digital de esta obra, pinche acá

Prof. Benedicto González Vargas

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