martes, 24 de febrero de 2015

El ángel azul, de Heinrich Mann

El ángel azul, publicada en 1905,  es la novela más trascendente de las que escribió este notable novelista y ensayista alemán, hermano de Thomas Mann, el reconocido autor de clásicos como La muerte en Venecia La montaña mágica.
La novela nos cuenta la tortuosa relación del profesor Unrat, apodado “Basura” (por su descuidado aspecto y por el juego fonético entre el apellido y la palabra alemana que significa basura), con varias generaciones de estudiantes. Unrat es un hombre solitario, consciente de una supuesta superioridad moral e intelectual que lo hace despreciar a casi todo el mundo, especialmente a sus estudiantes, a quienes considera unos jóvenes que no se esfuerzan y que solo buscan los placeres mundanos. Las mayores ocupaciones de Basura son atrapar a los estudiantes en falta, para encerrarlos en un armario que él denomina celda y fastidiarlos con clases aburridas, dejándoles tareas larguísimas o imposibles para los alumnos. Unrat lleva muchos años en el Instituto donde da clases y decenas de generaciones de ellos lo han conocido. Muchas veces los encuentra en las calles y recuerda con enfado creciente las faltas y fechorías que cometieron

domingo, 8 de febrero de 2015

Luis Sepúlveda no cree en el fin de la novela (yo tampoco)

Revisando viejos artículos sobre escritores, encuentro un ejemplar del suplemento literario Ñ fechado en Buenos Aires el 12 de julio de 2008. Se trata de un especial sobre el fin de la novela en que se consulta sobre este tema a cinco distinguidos novelistas, entre ellos, al chileno Luis Sepúlveda. Como se trata de un autor importante del medio local y lectura necesaria para mis estudiantes, además del interés intrínseco que tiene esta entrevista, debido al tema que aborda, que tiene que ver con la vigencia del género narrativo más relevante en los últimos cinco siglos, la reproduzco a continuación:

sábado, 7 de febrero de 2015

Logia, de Francisco Ortega

Escuché al autor de esta novela en una entrevista radial donde contaba detalles de esta obra recién publicada y me pareció interesante su postura respecto de la historia de Chile, de la necesidad de mostrarla sin los recortes, omisiones y tergiversaciones que una larga lista de historiadores y profesores de historia han más o menos consensuado para no tener que dar demasiadas explicaciones ante los intereses de diversas instituciones y miradas políticas, religiosas, sociales, etc.
Como parte de mis intereses yo también conozco algunos recovecos oscuros de la historia patria y latinoamericana, sé desde hace tiempo que hay elementos simbólicos y hay ideales que no nos han sido revelados y que pasan desapercibidos si no somos capaces de desentrañarlos. Hay muchos intereses que cuesta romper y la sonrisa burlona de los canónicos de la historia siempre acompaña nuestros comentarios cuando tratamos de revelar aquellos hechos. Por eso la postura de Francisco Ortega me llamó la atención y por eso quise leer prontamente su novela.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Coleccionar cine en tiempos de internet

Suelo ver en televisión algunos de los programas típicos que los coleccionistas de todo tipo de cosas disfrutan con lejana envidia. Programas como el Precio de la Historia, Los Recolectores, Los restauradores, El mejor precio, entre otros, ilustran sobre cómo algunos gringos han hecho de la recolección, restauración y conservación de objetos de interés histórico y cultural, su vida. Sin embargo, en estas series hay un gran ausente, el cine. Probablemente esto se deba a que en teoría existen muchas copias de un filme y en definitiva estos lugares solo coleccionan objetos tangibles más o menos únicos. Lo concreto es que las grandes obras del cine de todo los tiempos no tienen lugar en estas empresas dedicadas al coleccionismo en gran escala.