miércoles, 1 de diciembre de 2010

Creatividad, serendipia y esfuerzo

Es frecuente que cada vez que leemos la historia de algunos inventos nos encontramos con el hecho de que muchas veces esto ocurrió debido a la fortuna, el azar, a una circunstancia inesperada que provoca un resultado creativo increíble. 

No se puede negar la importancia del azar o, más propiamente dicho, serendipia, pero hay que reflexionar un poco respecto de cómo y por qué esto ocurre y ahí nos encontraremos con dosis relevantes de esfuerzo personal muy ajeno a la mera casualidad. En efecto, conocemos la famosa expresión eureka de Arquímides y otras varias circunstancias fortuitas que ayudaron a Einstein, Pasteur, Fleming, Newton, Franklin, Goodyear, entre otros, y muchas veces la simple anécdota esconde el sentido profundo del esfuerzo personal que "empujó" dichas casualidades. En muchos de los casos de serendipia hay empeños tan notables que llevan décadas siendo sostenidos con gran persistencia. 


Estos famosos científicos e inventores en muchos casos llevaban años investigando una fórmula, buscando una solución, haciendo pruebas de laboratorio, meditando sobre un problema. Fracaso tras fracaso no se amilaban ni abandonaban, seguían con más esfuerzo y empeño para encontrar la anhelada respuesta. Allí vino el azar en su ayuda y llamamos serendipia a ese azar que no es casual, sino que es impulsado por el empeño, y así ocurrió que una circunstancia fortuita trajo la respuesta precisa; pero si la mente, el talento, el conocimiento, el esfuerzo, no hubieran existido antes del hecho casual, probablemente el investigador no habría sido capaz de reconocer la respuesta a su problema. El mérito, por lo tanto, no es del azar, el mérito es de quien se ha preparado conscientemente, empeñosamente, para reconocer en una experiencia imprevista un hecho trascendental. Por cierto que la serendipia existe en la creatividad, los nombres arriba anotados y otros muchos no señalados, confirman esta tesis, pero también es cierto que el esfuerzo constituye más del 90 % del logro. No nos olvidemos que Edison nos decía que el 99 % de un logro es transpiración y sólo el 1 % inspiración. 

prof. Benedicto Gonzlaez Vargas 

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