jueves, 29 de diciembre de 2011

El sacrificio, de Thérese de Saint Phalle

A fines de la década del 60 empezó a destacar como novelista una escritora francesa que hasta el momento de la publicación de su primer libro, dedicaba sus esfuerzos profesionales a su labor de periodista en medios tan importantes como Le Monde, Fígaro, Revue du Paris y la Publishers Weekly de Estados Unidos. Se alababa de ella su estilo elegante y su versatilidad para crear novelas siempre de tema diferente, casi sin puntos de conexión entre ellas. Desde hace muchos años estaba en mi biblioteca un volumen de su novela El Sacrificio, según me parece, regalo de un tío hará ya unos 25 años. Los libros tienen una paciencia encomiable y éste esperó pacientemente en los anaqueles dedicados a Literatura francesa durante un cuarto de siglo. Hace pocos días le llegó su turno.


Lo primero que quiero destacar de esta obra es que, pese a la traducción, aún es posible vislumbrar el estilo elegante de la autora, conocedora cabal de los detalles que narra, resulta convincente para los lectores. Es así como esta francesa nacida en Estados Unidos sorprende con el conocimiento de la geografía humana y política de Escandinavia, entregándonos notables descripciones de sus paisajes naturales. Por otra parte, el dominio de la  mitología vikinga, que en momentos adquiere relevancia para la obra, es también altamente destacable. Pero, sin lugar a dudas, lo que es más  notable destacar es su profunda penetración psicológica en los personajes lo que, para la novela en comento, es una habilidad absolutamente clave.

En efecto, El Sacrificio no es una obra de aventuras donde la velocidad e interés de la trama puede sustituir fallas literarias; por el contrario, es una novela lenta, donde los hechos ocurren en pocas horas y donde la amplitud está dada por los recuerdos del protagonista. Para quienes buscan una obra como las que estamos acostumbrados hoy, vertiginosas y sorprendentes en cada capítulo, El Sacrificio no es recomendable, en una rara travesura sincrónica, se convertiría en un verdadero sacrificio leerla.

Esta novela que profundiza en las intrincadas relaciones familiares de una  poderosa familia de Suecia, dueña de una de las corporaciones multinacionales dominadora de la economía escandinava, se deja leer sin prisas, pero también sin pausas. Lars, el Patriarca, genio de las finanzas que había logrado salir a punta de esfuerzo de la condición de leñador que tenía su padre, levanta un imperio económico que admira y provoca envidias. Sus hijos, Carl y Nils, nunca están a la altura de su genio financiero y el viejo fundador los descalifica abiertamente, los desprecia secretamente y los humilla constantemente, generando así la causa que desatará la tragedia final. A su tiempo, Lars debe elegir un continuador de su obra, un delfín que proyecte la compañía a futuro y sus dos hijos no son alternativa. Bernt, el pequeño nieto, hijo de Nils,  sí lo es. Educado como príncipe por su abuelo, separado muy niño de su padre (tras la muerte de su madre), es preparado para asumir la dirección de las empresas.

El talento de Bernt lo llevará, a su tiempo, a engrandecer aún más el verdadero imperio económico familiar. Bernt dedica a la compañía toda su tiempo y sus esfuerzos, pero a la edad de 40 años, una década después de la muerte de su abuelo, su padre y su tío se unen para quitarle la dirección de las empresas, avisado a tiempo por una joven empresaria y advertido, incluso, por el primer ministro sueco, intenta hacer gestiones con su padre quien,  lejos de apoyarlo, le cuenta viejas historias y secretos familiares que profundizan aún más la separación entre ellos y el desprecio que Nils siente por su hijo. En medio de un tupido bosque, donde está el elegante refugio de caza que había levantado el abuelo, Bernt se sumerge a pensar. Quiso el destino ofrecerle la compañía de un escritor francés de viaje por Suecia que lo escucha y se conmueve con una historia aparentemente tan fría como la de un millonario presidente de una multinacional, sin embargo, el visitante, no es capaz de penetrar en el misterio de la noche y se va de madrugada a su hotel, dejando a Bernt y a los antiguos dioses escandinavos, todo el tiempo y el espacio necesarios para llevar a cabo el sacrificio.

La noche en que se rompen los hielos de ríos y lagos, pues llega la primavera, un tupido bosque aún cubierto de nieve, un viejo dolmen donde antaño se hicieron sacrificios humanos, son el escenario perfecto para el reencuentro de Bernt con su difunta madre y para un desenlace que no sorprende, pero sí conmueve.

Interesante novela este Sacrificio, fácil de encontrar, según averiguo por la red y recomendable para quienes les gusta penetrar en la mente y corazón de los personajes, para entender sus acciones no desde los hechos, sino desde los sentimientos más profundos. 
prof. Benedicto González Vargas

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