lunes, 11 de abril de 2011

Los resultados SIMCE 2010 y los controvertidos semáforos

Hace algunos días se dieron a conocer los resultados de la Prueba Simce aplicada a los cuartos básicos y segundos medios en 2010.

Uno de los aspectos más importantes de los resultados de esta prueba es el significativo aumento obtenido en 4º Básico en el puntaje de Lectura, que experimentó un alza de 9 puntos, lo que es muy significativo y digno de destacar. En las otras pruebas del nivel, en tanto, (Matemáticas y Comprensión del Medio Natural y Social) los resultados se mantuvieron estables.
El desglose por niveles en Lectura arroja que el 45% de los estudiantes alcanza el Nivel Avanzado, 28% el Nivel Intermedio y 27% el Nivel Inicial. En comparación con la evaluación anterior, se observa un aumento significativo del porcentaje de estudiantes que alcanza el Nivel Avanzado y una disminución del porcentaje de estudiantes que se ubica en el Nivel Inicial. Lo que es perfectamente coherente con el mejoramiento general del puntaje, evidenciando que esto no se debe al azar sino que a intervenciones metodológicas y pedagógicas que dieron resultados.
 
En la Educación media, por su parte, un 28% de los estudiantes logra los aprendizajes descritos en el Nivel Avanzado, 36% se ubica en el Nivel Intermedio y 36% de los estudiantes en el Nivel Inicial. Sin embargo, el promedio de lectura en este nivel se mantuvo estable, siendo Matemáticas la asignatura que experimenta un interesante repunte.
 
Hay razones, por lo tanto, para estar conformes con los resultados, pareciera que después de mucho tiempo de estancamiento en ellos  se estuviera revertiendo la tendencia.
 
¿Qué podría haber impulsado estos avances? Difícil saberlo, porque no hay estudios aún sobre este aspecto, pero a fuerza de buscar un cambio en las políticas educativas entre 2009 y 2010, donde nada cambió en las metodologías, en los programas de estudios, en los enfoques curriculares, etc.,  sólo aparece en el horizonte como posible causa de este positivo efecto una de las medidas más criticadas el año recién pasado: la entrega clara y precisa de información a los apoderados.
 
En efecto, todos recordamos la polémica de los semáforos y la indignación que causaron en las unidades educativas, pero detrás de ese malestar, ¿no habrán tomado medidas los establecimientos educacionales que aparecieron en rojo o amarillo en los mapas de semáforos? ¿No se habrá generado mayor ocupación en revertir los malos resultados y aplicar medidas posibles y necesarias que antes no se habían implementado por falta de un incentivo eficiente? ¿No habrán hecho presión, de algún modo, los padres y apoderados de aquellos establecimientos que quedaron mal evaluados en 2009 y que ahora, gracias a la información detallada que recibieron, comparándolos incluso con las escuelas vecinas?
 
Obviamente estas ideas son discutibles, pero es el único cambio significativo de política educacional que aprecio entre 2009 y 2010 para explicar este avance. ¿Quién puede negar que en plena Sociedad de la Información mantener informados a los padres y apoderados es no sólo una necesidad, sino que un deber ético y de transparencia?
 
Los puntajes alcanzados, no obstante, no dan para celebrar, pero si para estar tranquilos en el sentido de que se está avanzando adecuadamente por el camino correcto.

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