jueves, 15 de julio de 2010

Teleduc en la educación chilena

Corría el último lustro de la década del 70 cuando en Chile la Pontificia Universidad Católica abrió una segunda instancia académica para el mundo no universitario. En efecto, ya en 1968 había inaugurado el Departamento Universitario Obrero y Campesino, DUOC, que hoy es una fundación e instituto profesional autónomo, donde se empezó a dar importancia académica de nivel superior a una serie de conocimientos necesarios para el mundo laboral no profesional. Dicha experiencia, exitosa y con gran respaldo y reconocimiento ciudadano no conseguía, sin embargo, llegar a todos los rincones de nuestra patria, debido a que desde su origen fue una experiencia presencial, itinerante a veces, pues había cursos que se daban en regiones, pero rigurosamente presencial. Debieron pasar 9 años para que dicha universidad abriera nuevos caminos educativos a través de la educación a distancia. Fue así como nació Teleduc, la experiencia más señera y reconocida en Chile de educación a distancia usando la tecnología análoga de la época a través de las pantallas de la señal de televisión de la Universidad Católica.

De aquellos lejanos años muchas cosas han cambiado en Teleduc, tengo la impresión que, en la mayoría de los casos, ha sido para mejor, aunque es indudable que la notoriedad, la importancia académica y por qué no decirlo, hasta un cierto romanticismo pedagógico de las primeras épocas se perdió para siempre cuando la institución abandonó la pantallas televisiva abierta para anclar su propuesta sólo en el mundo digital. 

Un poco de historia:  Los estatutos originales de la televisión chilena establecían que ésta debía avocarse a tres áreas fundamentales: Informar, educar y entretener. Por otra parte, la propiedad de las señales televisivas sólo podía ser universitaria o estatal. Por aquellos años, cada una de las cinco estaciones existentes en el país buscaba por sus propios medios cumplir dicha función. Canal 13, de propiedad de la Universidad Católica, implementó un sistema de educación a distancia que tuvo la particularidad de ser, al mismo tiempo, un excelente programa académico y un excelente programa de televisión. Los estudiantes de Teleduc se inscribían en las oficinas de la Universidad y recibían los libros y materiales necesarios para  desarrollar el curso elegido. Posteriormente, cada fin de semana, un completo programa de televisión entregaba las clases de tres o hasta cuatro cursos distintos a través de dramatizaciones de los elementos más importantes del curso en cuestión. Matemáticas, Literatura, Astronomía, Computación, Historia, Filosofía, Pedagogía y otra serie de disciplinas fueron abordadas con la doble expertiz académica y teatral. Conocidos actores y directores de teatro y televisión locales dieron vida a historias que bien podían abordar los problemas de la Estadística, como las dificultades de un docente enfrentado a adolescentes con problemas de aprendizaje. Las historias dramáticas, bien actuadas y dirigidas y perfectamente integradas a los objetivos del curso fueron un plus extraordinario para comprender y dar significación a las lecciones de los libros de texto. 

Por otra parte, como resulta evidente, Teleduc fue seguido no sólo por sus cientos de alumnos en cada curso, sino por miles de televidentes que, no habiéndose inscrito ni teniendo los materiales didácticos y evaluativos impresos, igual seguían con interés las entretenidas lecciones que cada fin de semana podían verse en la pantalla.  Miles de compatriotas pudieron actualizar sus conocimientos gracias a este sistema que alcanzó prestigio, reconocimiento y validez a nivel nacional.  

prof. Benedicto González Vargas

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