lunes, 24 de septiembre de 2007

Tomar consciencia de los errores: Metacognición pura

En el artículo Cómo aprovechar los errores en el proceso de aprendizaje proponíamos una mirada crítica del docente respecto de su propia labor, de los materiales didácticos usados, de la metodología implementada y de la actitud ante el error del estudiante. Todo ello en la intención de encontrar en el error un punto de apoyo para el aprendizaje. Ahora, vamos a dejar algunas ideas respecto de cómo ayudar a los niños y jóvenes a tomar conciencia de sus errores y aprovechar esta experiencia, lo que constituye una habilidad metacognitiva no solo deseable, sino que muy necesaria. 

Como siempre, cabe señalar, que estas ideas no me pertenecen totalmente, sino que se han ido ensamblando en la medida en que he ido buscando respuestas y soluciones a los problemas de aula. Todo esto, por cierto, ya ha sido dicho antes, pero nunca está de más recordarlo y, sobre todo, implementarlo, no dejarlo solo como un sustrato teórico inútil. 

Dividiré este artículo en siete apartados: 

a) Lectura personal de Textos. 

b) Lectura pública de textos 

c) Producción de textos. 

d) Expresión oral. 

e) Resolución de problemas. 

f) Investigación científica. 

g) Manejo de información. 

Lo importante es no olvidar que el alumno debe ser capaz de tomar conciencia del error, darse cuenta cuál es la falla cometida y aprender de ella. Es necesario, por lo tanto, manejar la frustración, la ansiedad y todos aquellos sentimientos que suelen acompañar a la sensación de fracaso (1). 

En cuanto a la Lectura de Textos, es necesario recordar que los docentes debemos entregar a nuestros estudiantes técnicas de lectura que involucren estrategias previas, durante y posteriores a la lectura. Es necesario enseñar esas estrategias y controlar, en una primera etapa, que se cumplan cabalmente. Suelo pedirles a mis estudiantes de 5º de primaria (el curso más pequeño en el que he hecho clases) que antes de leer miren el libro, su portada, sus imágenes (si las tiene), su índice, predigan algunas cosas, formulen hipótesis respecto de lo que va a ocurrir o la historia que entregará. Durante la lectura les pido que vayan reconociendo si sus predicciones se cumplen, que vayan estableciendo relaciones con otros conocimientos y que en todo momento "visualicen" a sus personajes en el entorno presentado. Luego de la lectura, les pido analizar si sus predicciones se cumplieron y, sea negativa o positiva la respuesta, les pido que analicen qué llevó a ello. También suelo pedirles resúmenes y organizadores gráficos para volcar los contenidos en una forma tal que refleje su propia manera de aproximarse al texto. Interrogar a un libro respecto de las costumbres, marco histórico y otros elementos que presenta, es también una buena forma de establecer un diálogo productivo con la obra literaria. 

En cuanto a la lectura pública oral de textos, donde los niños y jóvenes de todas las edades cometen varios errores y una de las tareas nuestras como docentes es hacerles distinguir entre aquellos que, pese a todo, mantienen vigente el mensaje del texto y no nublan su comprensión y aquellos otros que, lamentablemente, convierten un texto en ininteligible. Muchas veces los estudiantes cometen errores de ambas naturalezas, pero los primeros revelan a los docentes que, pese al error, hay habilidades psicologüísticas que actúan y deben aprovecharse. Respecto de los segundos, nos muestran lo necesario de intervenir para proponer medidas de apoyo. No hacerlo, equivale a mantener la actual situación de lectura en Chile (2). 

En lo que a la Producción de textos se refiere, lo primero que debemos procurar es que sean significativos, eso ayudará mucho a la motivación y consiguiente esfuerzo de los estudiantes. Qué duda cabe que habrá que someter el texto producido a una rigurosa revisión ortográfica y gramatical que, hasta donde he visto, siempre se hace; lo que no siempre ocurre (a menudo por razones de tiempo) es la socialización del texto, compartirlo con los demás y exigir la reelaboración del mismo a partir de las correcciones propuestas. Aquí puede haber amplia libertad para implementar estas soluciones (en parejas, en forma grupal, etc). Lo importante es que el niño entienda cuál es el error y lo corrija efectivamente

En lo relativo a la Expresión Oral hay que consignar que en el aula casi siempre ésta debe ser formal y hacer notar correctamente la diferencia entre lo formal y lo informal es nuestro deber como docentes. No debemos esperar que el alumno lo sepa por sí solo, puesto que, o no tiene demasiadas ocasiones para practicar una habla formal (la familia no da demasiadas oportunidades) o nunca antes un profesor les hizo notar efectivamente la diferencia. Atendido este aspecto, conviene no corregir durante el proceso porque algunos muchach@s suelen sentirse descalificados y terminan inhibiéndose. Es mejor anotar todo y luego compartir con ellos nuestras anotaciones. Si hay algo relevante, se presentará a todos de manera general, de preferencia al final del proceso. 

Hoy estamos trabajando bastante el tema de Resolución de Problemas, especialmente, aunque no en forma exclusiva, en las áreas de Matemáticas y Ciencias. Aquí solo quiero provocar una discusión sobre lo innecesario que es exigir una única forma de resolver los problemas, creo que vale más pedir a nuestros niños y jóvenes que expliquen y justifiquen las maneras en que han resuelto un problema, como una manera de apoyar y validar sus procesos de innovación, creatividad, pensamiento divergente (3). 

En cuanto a la indagación científica, no constituye una novedad señalar que experimentar, observar, registrar y comentar permite a los niños enfrentarse a muchas situaciones que desencadenan procesos intelectuales que desarrollan habilidades superiores de pensamiento(4) que, al igual que en el tema de la resolución de problemas, provoca un tipo de pensamiento muy útil para familiares y enfrentar el cambio, siempre con un método y una finalidad precisas, previstas y conocidas. 

Finalmente, ya he insistido bastante en la necesidad de desarrollar Competenciasen el manejo de Información, lo que no siempre hacemos. Hoy en día hay tanta información disponible que, si no estamos prevenidos, difícilmente podrán nuestros niños dar el paso de convertir la información en Conocimiento. Si los dejamos investigar solos, es probable que hagan un festín de copy/paste de un solo sitio o, si ocupan varios, obtengan una suerte de "Documento Frankestein" (5) de escasísimo valor intelectual y ningún aprendizaje obtengan de él. Creo necesario, entonces, empezar por las webquest e ir corrigiendo los errores de acuerdo a lo dicho en los puntos precedentes (6) y entregarles diversos modelos de investigación para que elijan el que más se acomode a sus posibilidades y gustos. En definitiva, si hacemos conscientes a nuestros estudiantes de sus errores, les ayudaremos a mejorarlos y, ¿saben qué? el secreto está en que cuando ayudamos a hacer conscientes a los alumnos de sus errores, siempre terminamos detectando nítidamente los nuestros como docentes y así aprendemos significativamente todos. 

Notas: 

(1) Ya en el artículo anterior mencionábamos que muchas de esas emociones o sentimientos las provocamos los docentes. Habría que agregar ahora, para ser justos, también a los padres y a los propios compañeros de aula. 

(2) Hemos comprobado con vergüenza (yo agregaría horror) que nuestros adultos, en un porcentaje cercano al 50 % no comprenden cabalmente lo que leen. Se han aplicado tests de comprensión lectira en fábricas y oficinas, incluso con textos propios del trabajo que se ejecuta (manuales de máquinas herramientas, por ejemplo) y la comprensión lectora es paupérrima. 

(3) En una ocasión vi a un docente exigir en un trabajo manual con arcilla (pero sin los implementos adecuados) que los niños hicieran moldes de papel de diario para confeccionar un jarro a la manera precolombina. Como a un chico no le resultaba, uso como molde una botella plástica; el jarro quedó igual al resto, pero fue sancionada con un punto menos porque "los atacameños no tenían botellas de plástico. Cuando lo supe, hubiera querido recordarle a mi colega que en dicha tribu tampoco tenían papel de diario. 

(4) Inferir, clasificar, etc. 

(5) Suelo llamar así a los trabajos que me presentan alumnos con copias de diversos sitios sin un orden central que justifique y una cada parte del "pegoteo". 

(6) Como texto escrito, como expresión oral, como investigación o resolución de problemas, según corresponda. 

prof. Benedicto González Vargas 
Miembro de Atinachile

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