lunes, 17 de abril de 2006

Preparación de la enseñanza

En el Marco Para la Buena Enseñanza el análisis de este primer Dominio parte de un hecho evidente: No se puede enseñar lo que no se sabe. Se hace la salvedad, en todo caso, de que los saberes no sólo involucran contenidos (como conceptos o hechos), sino que, además, habilidades (para investigar, seleccionar, crear, etc) y relaciones varias. Por ello se menciona como particularmente importante que el docente en el aula domine con propiedad aquello que va a enseñar, dicha propiedad le dará no sólo seguridad a la hora de enfrentar a sus alumnos, sino también autoridad ante los ojos de ellos. El docente debe ser un guía muy transparente, pues los alumnos suelen darse cuenta (aunque no conozcan los contenidos) cuando el docente no es honesto con su saber. Por eso la preparación para la clase, la planificación es tan importante. 

Bien sé que esto se dice siempre, pero, con una mano en el corazón, ¿cuántas veces hemos visto colegas o nos hemos sorprendido nosotros mismos, improvisando alguna clase? ¿Cuántas veces hemos constatado la diferencia entre aquellas planificadas eficientemente y las que no? No debemos olvidar, ni por un momento, que la información, en cualquier área del conocimiento que sea, está evolucionando. Cambian contenidos, se amplían o estrechan conceptos, aparecen nuevos referentes y el docente tiene el deber moral de estar al día desde su propio punto de vista, pero con la amplitud para acoger otros pensamientos y proyectarlos en provecho del alumno. 

He leído en estas mismas páginas más de algún comentario descalificador respecto de personas e instituciones que han intervenido en nuestra reforma educativa. Todos estamos conscientes de que es incompleta y hay que afinarla y todos nos quejamos de muchas cosas, pero se debe asumir la responsabilidad propia que es la del que está en el aula con sus 45 alumnos y su realidad social. Ante eso, más investigación, más preparación, más amplitud de metodologías y estrategias evaluativas y el destierro de la descalificación. 

Volvamos al tema. El dominio en esta área implica, por cierto, visualizar las conexiones que dicho contenido tiene con la realidad del alumno, con las otras áreas del saber, con la significación personal y social de ello. Este compromiso debe ser ineludible y los docentes especialistas deben asumir que es tarea prioritaria ampliar las bases de relación entre lo que enseñan ellos y lo que enseñan otros docentes. Hay que mostrarle a los alumnos que los aprendizajes no se encuentran en compartimentos estancos, pero a menudo se olvida. Por otra parte, también cae dentro de este ámbito de la Preparación de la Enseñanza el ser capaz de reconocer y visualizar las diferencias entre los distintos cursos y alumnos que recibirán su clase. 

No pretendo predicar sobre una evaluación diferenciada, pero es necesario reconocer ritmos y estilos de aprendizaje distintos y darles cabida a todos. Ello implica una metodología variada, creativa, activa que permita abrir abanicos de posibilidades y no cerrase en los gustos personales de los docentes. 

Finalmente, ya desde el principio se debe ir buscando formas de evaluación y reevaluación que permitan medir verdaderamente lo que los alumnos aprendieron desde sus propios estilos y ritmos. 

Vuelvo al inicio. Parece obvio. Es obvio. Pero no se hace con la frecuencia, conciencia, ni amplitud que debiera. Estoy cierto que varios colegas podrán sentirse molestos u ofendidos, entrego desde ya mis sinceras disculpas, pues no tengo ese ánimo. Pero me duele ver cómo en nuestra profesión, nuestros profesionales no suelen tener conciencia de la importancia de planificar ni de buscar estrategias metodológicas distintas. Por supuesto que hay muchas explicaciones para ello, suscribo todo lo que se ha dicho sobre las fallas del sistema, pero cada vez que se dan veinte argumentos para demostrar que "la culpa no es nuestra" o "no es sólo nuestra", el profesor elude sus responsabilidades personales y busca excusas que justifiquen sus prácticas inadecuadas. Revisemos las experiencias exitosas, que abundan, incluso en el sector municipal, y nos daremos cuenta de que un resultado satisfactorio pasa siempre por la responsabilidad profesional del docente de aula que, al hacerse cargo de su responsabilidad, suele implicar un avance sustantivo en las relaciones interpersonales y profesionales al interior de la unidad educativa. 

prof. Benedicto González Vargas 

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1 comentario:

  1. Anónimo, dice:
    17 abril 2006

    Absolutamente con tus comentarios, muy siencero todo lo expuesto con anterioridad. Te felicito por la reflexión otorgada a gente como yo que recién me inicio en un largo camino de la pedagogía del siglo actual . Me da mucho gusto encontrar gente que puede llegar a reflexionar sobre lo que queremos para el futuro y como estamos actualemente.

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