domingo, 25 de noviembre de 2012

La letra con sangre entra

Leo en la edición Nº 2 de la Revista Ventana, un artículo de Alonso Morgado, director del Preuniversitario Pedro de Valdivia, que reproduzco in extenso para que lo leamos y comentemos. 

"Hoy en día es impensable que un profesor pueda castigar físicamente a un alumno. Si esto llegara a suceder, rápidamente se transformaría en una noticia difundida por los medios de comunicación de masas y llegaría a tener un gran impacto social. Es difícil imaginar que no hace mucho tiempo atrás el castigo físico formaba parte del manejo disciplinario de las escuelas chilenas (y de otras partes del mundo también).
 
Los efectos en los alumnos de esta "práctica pedagógica" están magistralmente expresados en el cuento "el preceptor bizco", de José Santos González Vera, cuento que forma parte de su obra "Alhué". Alli el narrador  es un alumno, víctima y testigo de las sanciones disciplinarias: "En la escuela fue donde conocí, por primera vez, el aspecto brutal de la vida". El cuento se detiene en la caracterización del profesor, en su castigo y en el efecto que producía en los niños: "Apenas la campana sonaba, el torturador aparecía en el patio frotándose las manos". "Desventurado era el chiquillo que no había resuelto su tarea. El bizco, sin poner mala cara, pero sin oír tampoco ninguna disculpa, le ordenaba ponerse frente al pizarrón (...) Y nosotros nos sentíamos embargados por la más intolerable de las angustias. (...) Cuando se acercaba con el guante, el discípulo chillaba, cerraba los ojos, se retorcía. (...) El bizco, inmutable y frío, le ordenaba presentar la mano abierta. (...) Y el guante se alzaba y golpeaba...Los gritos vibraban en los vidrios, repercutían en los muros del patio y se iban muriendo por las calles desiertas".

Lo narrado no es ficción. El guante era solo una de las múltiples "herramientas disciplinarias". Amanda Labarca, en su "Historia de la Enseñanza en Chile", describe tres de ellas: "Los instrumentos empleados fueron la palmeta, el chicote y el guante. Constaba este último de una serie de ramales de cuero o de cáñamo, sujetos a una cuerda de más o menos un metro de largo y que se esgrimía en rápido círculo para caer sobre la palma o el dorso de la mano del colegial. La palmeta, especie de raqueta de madera con mango de unos 40 cms., terminaba en una placa redonda perforada, servía también para golpear las manos del muchacho travieso u holgazán. los chicotes o látigos de correa nudosa y a veces trenzada, implicaban el castigo más humillante y doloroso; solía darse en público, con el dorso desnudo, si la falta había sido pública, y en privado y sobre las asentaderas si los pecados disciplinarios habían sido menores".

Afortunadamente el hombre ha progresado y la disciplina se controla sin necesidad del castigo corporal. pero esto no significa en absoluto que la violencia se haya erradicado de nuestros colegios. El problema del bullying o matonaje escolar es un fenómeno que está creciendo en nuestro país. Según algunos estudios, un 24% de los alumnos participa en conductas agresivas contra sus compañeros durante un año y un 18% siente que ha sido víctima de vipolencia durante igual periodo. Hay que tomar prontas medidas preventivas y, sobre todo, mejorar la comunicación con los niños y niñas en el seno de la familia, formándolos en los valores del respeto, la caridad y la tolerancia.

Hasta aquí este artículo que nos habla de las medidas disciplinarias que se aplicaban antaño y cómo esa violencia se ha trasladado entre los pares a través del bullying. Quedo a la espera de los comentarios.

prof. Benedicto González Vargas

2 comentarios:

  1. Tania, dice:
    25 novimbre 2012

    la letra con sangre no entra ya que todos aprendemos de buena menara, antes si se hacia asi ya que la educacion y las ideologias eran diferentes y las epocas mucho mas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. prof. Benedicto González Vargas, dice:
      27 noviembre 2012

      Efectivamente, Tania, estoy de acuerdo contigo. Traer este texto tuvo la intención de hacer recordar a algunos y dar a conocer a otros, algunas de las cosas que se decían y aplicaban antes en educación. Saludos afectuosos,
      Benedicto

      Eliminar

Estimado visitante, gracias por detenerte a leer y comentar, en cuanto pueda leeré tu comentario y te responderé.