jueves, 25 de noviembre de 2010

Actitudes para la creatividad

La creatividad no solamente implica una forma de pensar, sino que también actitudes y factores de orden afectivo. La primera de estas actitudes que es necesario mencionar,  es una gran apertura a la experiencia, vale decir, una disposición personal interna que amplía los límites de la conciencia; es una especial curiosidad por el entorno que se traduce en la búsqueda de instancias para explorarlo y conocerlo. La segunda actitud necesaria es la que los especialistas llaman apertura a la estética, que se refiere al despliegue de los sentidos y a la voluntad para valorar la diversidad de tipos de expresión artística. Una tercera actitud es la apertura a los sentimientos, que se traduce en el reconocimiento, comprensión y aceptación de las propias emociones y sentimientos. También se establece la importancia de la apertura a las acciones, que se manifiesta en una múltiple cantidad de actividades, en la motivación, el esfuerzo y la energía para realizarlas. Una quinta actitud fundamental es la apertura a las ideas, vale decir, una curiosidad intelectual que no rechaza a priori ninguna idea, sino que lo predisponen a examinar los asuntos tanto en lo teórico, práctico, estético y valórico. 
 La tolerancia y la paciencia activa son también importantes, hay problemas que no tienen una resolución rápida y se debe permanecer más tiempo del esperado ante una situación incierta cuya solución no es visible. Resolver problemas complejos a menudo requiere detenerse a analizar múltiples factores y situaciones, buscar un orden en el caos, la mente busca y recorre nuevos caminos, opera en distintos planos, se detiene en detalles específicos, para encontrar respuestas. La capacidad para convivir con estas situaciones sin afligirse, sin renunciar a los esfuerzos, son distintivas de esta actitud. El arte y la ciencia, por nombrar dos disciplinas específicas, está lleno de ejemplos de largos periodos de incubación antes de encontrar la respuesta o solución a algún problema.

De la actitud anterior, también se desprende una tolerancia a la frustración, porque habrá múltiples errores en algunos de estos procesos y desmoralizarse antes de arribar a buen puerto en la resolución de los conflictos puede retrasar o, peor aún, eclipsar el encuentro de las soluciones creativas. No se trata de una tolerancia resignada, sino de una especie de tolerancia lúcida, pues los riesgos e incertidumbres, hay que tolerarlos, pero los fracasos y errores hay que convertirlos en experiencia. 

Por esta razón es válido señalar que la creatividad no se despliega en medio de la tranquilidad, cuando no hay problemas, sino que surge y se potencia del conflicto, de la falta de armonía o derechamente en el caos.  lamentablemente, otra vez, tenemos que decir que la Educación, tal como se manifiesta en escuelas y liceos de nuestro país, no está dando en la clave para fomentar estas actitudes.

prof. Benedicto González Vargas

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